7 de junio de 2011

Pelos de Perro



> -Isabel, ...te gustó?..-

La pregunta caida del espacio detonó cantidades de flashbacks sedientos de volver ahí, de ver tan de cerca la mesa de tu madre otra vez, oler las suaves venas palpitantes de tu cuello, de apretar el cuero del sofá de tu living como si estuviese por caer de un precipicio, 



sentir la alfombra en mi espalda, explorar la muralla del comedor torpemente con mis dedos mientras el cuerpo se movía con ese ritmo extraño, privado de las visiones mortales, mecido por tus manos. Recordé cómo, antes de comenzar, acordes airados salieron de tu boca cuando pretendí largarme.

-Bueno, ¿quieres o no quieres?-

No era la primera vez que mis huidas provocaban tu rabia. Tus perros aullaron acompasadamente, como música de fondo para mitigar tu encono. Eras tú el que tenía novia, era yo la que contaba 15 años de más. ¿Por qué ibas a querer estar conmigo?

-¿Quieres tú...?- fue mi estúpida respuesta.

-¡Quieres o no quieres! ¡No se responde una pregunta con otra pregunta!.- Dios, que carácter tienes.

Ahora es otro día, y como toda evidencia de los hechos, una dulce pregunta, el cursor titilando expectante de mi respuesta; y los pelos de perro renuentes a salir mi ropa.

Desvergonzada Isabel


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