2 de julio de 2011

Jabón Neutro


La segunda vez que salí con Salomón me besó en su auto evidentemente caro y luego me invitó a su departamento nuevo. El interés que en un principio me había despertado su origen boliviano-alemán, su paso por Nueva York y su anterior trabajo en Francia
había comenzado a esfumarse al descubrir nuestra incompatibilidad de gustos, intereses e ideales. Sin embargo, sentí curiosidad por lo diferente que parecía a mis anteriores amantes, y quise salir de dudas.
Al llegar al diminuto departamento me sorprendí de la pulcritud. El piso flotante semejaba un espejo, y todos los adornos y cuadros formaban un perfecto rectángulo.... -No tengo nana- dijo orgulloso. Cualquier persona que haya leído un artículo de revista sobre el trastorno obsesivo compulsivo (T.O.C.) se habría alertado tanto como yo lo hice. Aún así, persistí en la idea de probar a este tipo.

Los besos nos llevaron a esa cama con olor a lavandería. Al observar su piel de guagua inocua mi entusiasmo inicial comenzó a descender; pero al descubrir que estaba perfectamente depilado, incluso alrededor de su pene, la iniciativa se me fue definitivamente en picada. Me pidió sexo oral... chupé ese miembro lampiño, demasiado pequeño para un cuerpo tan grande, cuya limpieza extrema tornaba los fluidos insípidos al nivel de no poder distinguir aquello de lamer un brazo. El sujeto no me tocaba, ni se movía, era como si toda la vitalidad de su ser se redujese a su pene. Eyaculó sobre mí y eso sería todo. Con enorme desazón me atrincheré en el baño.

-¿Quieres bañarte?- ofreció, pero yo simplemente no quería. No terminé de meterme a la cama cuando él ya estaba en la ducha. Volvió y se quedó dormido sin ni siquiera intentar tocarme, ni mucho menos penetrarme. Aún peor fue que, sin esa penetración mi calentura tomó el control de mi cuerpo hasta no dejarme dormir. Cuando por fin lo logré, los sueños eróticos me asolaron. Demás está decir que ninguno fue con él.

Al día siguiente lo primero que hice fue buscar un hombre bien latino con quien quitarme el sinsabor de este excéntrico personaje, a quien evidentemente eliminé de todas las redes donde hubiese podido encontrarme. 

Desvergonzada Carolina

1 comentario:

Anónimo dijo...

Carolina, la verdad que esto más que T.O.C. lo leo como T.E.I. (trastorno de egoísmo irremediable), de hecho los obsesivos suelen ser muy ricos amantes...