28 de julio de 2011

Ni una Pista

 
Llegué tarde, y la sopa de zapallo humeaba en las mesitas de bambú. Vine a cantar con alguien que no conozco; alguien se casa, es un matrimonio muy jipón-alternativo. Casi hipster. Para pasar la neura, me paseo por los lindes del lugar.
Hay lámparas de colores en los árboles, y me reclino en uno para respirar profundo. El sol del atardecer en Santiago me da en plenos ojos.

-Hola...- Me dice alguien. Increíble. 15 años atrás se había ido de Chile para estudiar literatura. Ya entonces era enfermo de guapo, pero lo único importante que recordaba de él era que una vez me invitó a su pieza -un altillo atiborrado de cosas geniales- y me mostró lo que hacía...como mujer grande de 21 años que era, no me iba a ruborizar con la literatura maldita de un niño de 16. Leí página a página la obra más lasciva que había leído hasta entonces mientras él me miraba fijamente. Demasiadas vaginas, para mi gusto. Y penes. Y semen... Obviamente fingí no escandalizarme. Mentira. Lo que más me escandalizó era cuanto me gustaba él.

15 años después, lo veo en un matrimonio ofreciéndome un vodka perfumado a manzana; y cuando comenzó a insinuar que a los 16 yo le gustaba sobremanera, la gente desapareció. Ya era de noche y ardía una fogata, la música resonaba. Me dio vuelta contra una muralla y antes de darme un beso, introdujo su mano entre el muro y mi estómago, bajo mi ropa, respirándome en el cuello...Pura maestría. Me quedé colgando de un gemido; se paseó por mi pecho y bajó...

-Alonsoooo!- Se escuchó un grito estridente. ¡Conchesumadre! Fue lo único que casi salió de mi boca ante la sorpresa, junto con una exhalación caliente. Ahí llegó el primer beso, que tuvo que ser el de despedida, entre los árboles. Una vieja viejísima en el matrimonio se habia medio infartado, y él era el escogido para manejar. Era su sobrino nieto, o algo así.

Ufff, no hubo juego que satisfaciese el estado en que me dejó todo aquello, por lo que cuando me invitó al otro día a la casa de su mejor amigo, no lo pensé dos veces. Bailamos, había muchos amigos de él, un piano...Alonso me siguió al baño, uno muy angosto, de visitas en un departamento antiguo. Me encaramé en el lavamanos y mis rodillas golpeaban la muralla.  Me enteré que fui su amor de la adolescencia, y lo adoré. Me avergonzaba contarle cuánto me gustaba en ese entonces, por que él era un niño...pero bueno, había que salir del baño, y estabamos un tanto enredados. Tenía que irme, deberes varios. No pude verlo al día siguiente.

Me invitó a su departamento. Regresaría a Italia por un tiempo. Estuvimos bailando los Ramones en ropa interior y bebiendo champagne. De película. Miraba por la ventana de ese departamento cerca del parque, saboreando las copas de los árboles en su vaivén. Era septiembre, el viento mecía todos los follajes.

- Paola me ha llamado todos los días, y se preguntaba por qué no me había quedado con mi hermana- me espeta de súbito. Vertiginoso, un torbellino arrasa mi cabeza: no lo vi con nadie en el matrimonio, es cierto, pero hace 10 años escuché que se casó. No sé por qué, pero no es lo mismo con polola o mujer que con mujer e hijos, y me da con que si se casó hace 10 años tienen hijos con ella. Está bien, no tiene lógica, pero es así para mi.

-¿No...no sabías? ¿Pero cómo...?- Me dice. Comienzo a vestirme rápido.- Isa, no te vayas....me quedan unas horas antes de volver a Italia....- Alonso parece muy confundido. No pretendo hacerle caso, pero le pregunto: -¿Quién es Paola, en todo caso? ¿Una Italiana? Lo habría hecho igual, pero todos tenemos derecho a saber si uno se mete con alguien emparejado, no crees? Es como...un código, uno simplemente la deja caer por ahí para que el otro sepa....-

Me mira con expresión de confundida. Me doy cuenta de que es genuina confusión.

-Isabel, Paola es la chilena con la que me casé....me quedé por unos trámites, ella me espera en Italia...cantaste en nuestro matrimonio hace tres días...-

FUCK! Casi me desmayo. Me dio ataque de risa nerviosa. Le he vuelto a ver una o dos veces, con su señora. Siempre pienso lo mismo: ¡Qué weón más maricón! No puedes hacerla en tu propia boda. Y yo...qué weona más despistada.

Desvergonzada Isabel

1 comentario:

Anónimo dijo...

la cagó el weón caradura, se pasó