27 de noviembre de 2011

Delicias


Apenas subí a su auto me plantó un beso, me sorprendió sinceramente, aunque por supuesto se lo respondí a pesar de estar en shock,  -¿y eso? ¿qué te pasó? ¿no tienes novia?- le dije. -¿qué nos pasó?"- fue su respuesta.
Luego dirigió su mano hacia mi entrepierna, le dije que estaba con la regla pero no le importó, me acarició con una pericia espectacular hasta llevarme al orgasmo.
Cuando días después nos vimos en el trabajo tuvimos que bajar la cara para no reirnos, apenas pude saludarlo.
Unos meses después hubo una reunión en el departamento de una compañera. Nos eligieron para ir a comprar, bajamos el ascensor, llegamos al estacionamiento subterráneo del edificio, y nuevamente me sorprendió... me tomó de la mano y me llevó a un pasillo donde estaba la caldera... me besó, me volteó, me bajó los jeans y me lo metió por atrás, estando yo de cara a la pared, ambos estábamos de pie... mientras él tomaba mis caderas yo empujaba mis nalgas hacia atrás... fue delicioso, aunque yo estaba muy nerviosa pensando que podrían encontrarnos. El enredo fue tan espontáneo que no usamos condón y el hombre prefirió eyacular en el suelo... la señal del delito nos dio ataque de risa.
Luego volvimos al departamento como si nada hubiera pasado, nadie cachó, pasamos piola.
Tiempo después se fue a trabajar al sur y años después supe que se había casado. A mi pesar, no hubo más sorpresas deliciosas...


Desvergonzada Karen

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